Quizás hayamos tenido esta noción que tenemos que irnos lejos a otros países para servir, cuando hay tantas necesidades en nuestra propia comunidad. Un dicho popular reza “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Dios nos ha bendecido para que seamos de bendición para otras personas.
En nuestro bautismo Dios nos ha recibido como sus hijos e hijas, y diariamente nos invita a comprometernos como discípulos de Jesucristo. ¿Cuál fue esa promesa que hicieron nuestros padres y padrinos en nuestro bautismo? ¿Por qué tenemos que leer la Biblia, orar y asistir a la iglesia constantemente? ¿Cuál es el tercer mandamiento?
Si tienes estas u otras preguntas, eres uno de nuestros facilitadores y te gustaría ayudar a tu comunidad de fe a descubrir, y utilizar sus dones para la misión. Te animamos a usar este curso Misión y Discipulado, con el Rvdo. Jaime Dubón que ofrece la Academia Ecuménica de Liderazgo. Para más información puedes visitar nuestra página informativa http://academialuterana.org/ o puedes comunicarte con la Diaconisa Aura M. Suárez al correo, info@academialuterana.org
“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto, separados de mí no pueden ustedes hacer nada.” San Juan 15. 5